lunes, 25 de noviembre de 2013

Descubriendo Arequipa y sus cañones..

Con mucha tristeza dejamos nuestro querido Cuzco, y emprendimos viaje rumbo a Arequipa. Tendríamos por delante unas 12 horas de autobús.

Una vez en la ciudad lo primero que nos sacó una sonrisa fue quitarnos el abrigo pues en esta ciudad, el sol brilla con fuerza, y por fin empezamos a sentir el verano.

 Lo segundo que nos sacó otra sonrisa, esta vez un poco más nerviosa, fue descubrir lo cerca que de esta ciudad están de 3 impetuosos volcanes, Chachani, PichuPichu y Misti, este último aún activo.


Una vez hospedados comenzamos a recorrer sus señoriales calles principales y el monasterio de Santa Catalina, un convento amurallado en forma de pueblo, dentro de la ciudad, que es sus buenos tiempos alojaba hasta 80 monjas de clausura VIP, tenían sus propios apartamentos dentro del convento y alguna contaban hasta con sirvienta personal, todo un lujo.




El monasterio es una preciosidad, y recorriendo sus calles (todas con nombres de ciudades españolas), entrando y saliendo en sus viviendas y curioseando por las cocinas pudimos sentir como en cierto modo se pudo vivir allí.


Al día siguiente la ciudad se nos quedó pequeña y decidimos ir a caminar por el segundo cañón más profundo del mundo, el Cañón del Colca. Y como no, un madrugón más pero este superó todos los anteriores, esta vez ¡¡¡¡¡nos vendrían a buscar a las 3:30 de la mañana!!!!!
Así que desde muy temprano el cóndor nos vino a dar los buenos días.



 Lo cierto es que no esperábamos menos, ya que el bus nos dejó unos minutos en el Mirador del Condor, tras esto continuamos ruta hasta Cabanaconde, desde donde comenzaríamos nuestra marcha de 3 noches y cuatro días, el cañón como podéis imaginar, muy, muy profundo así que las cuestas abajo y cuestas arriba además de las zetas, estaban aseguradas.



Por suerte encontramos estos paraísos donde descansamos de tanto polvo y piedra. Los hospedajes de LLahuar con aguas termales y pesca de truchas y el Lodge las palmeras situado al pie del río, un oasis verde al fondo de un polvoriento cañón.





Una vez más descubrimos que no hay cuesta que se nos resista.




Ya de vuelta en Arequipa nuestro próximo destino será Huacachina, en Ica.













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