lunes, 28 de abril de 2014

DE GYMKANA POR TAILANDIA

Llegó la Semana Santa y que mejor para lugar para disfrutarla que ir a visitar a unos buenos amigos a Tailandia. Así que Pitu e Isma se pusieron las mochilas y se dejaron llevar por nosotros a través de una breve pero intensa gymkana por el país.

DÍA 1:  Llegada a Bangkok.

Como nosotros estábamos en el norte, y para que ellos vivieran su propia aventura, les organizamos un recorrido turístico pasando por las ruinas de Ayuthaya, seguido de un tren nocturno hasta la ciudad donde les "esperaríamos": Chiang Mai.

DÍA 2: Recibimiento mañanero en la estación tren.
Como los trenes no suelen llegar puntuales, calculamos mal la hora, y les tuvimos esperando unos "minutejos", haciéndoles mas emocionante la llegada.



Montados en un veloz tuk-tuk les recibimos y les llevamos a dejar el equipaje, para aprovechar la mañana visitando la zona y algunos templos antes de que los habitantes de Chiang Mai se armasen con  pistolas y cubos de agua.



La visita fue breve, ya que detrás de una esquina nos esperaban con una sonrisa y un remojón. 



Así que como la mejor manera de luchar contra algo es unirse a ello, nos armamos y comenzamos la batalla.









DÍA 3: Visita motorizada por los alrededores de Chiang Mai y vuelo a Bangkok.

Alquilamos un par de motos, tras regatearlas a buen precio..., y nos alejamos de la urbe sabiendo mas que de sobra que a la vuelta nos esperaba un buen remojón.


Visitamos aldeas de diferentes etnias, abrazamos búfalos, para oler mas apetecibles antes de visitar a los tigres, y hasta encontramos un lugar perfecto donde comernos unos buenos bocadillos de chorizo del pueblo (Gracias papás por el envío, y gracias Tíos por hacer un chorizo tan rico!!)








Sufriendo por el agua, y nuestras mochilas, conseguimos llegar al aeropuerto relativamente secos. Y a escasos minutos... Ya estábamos en la capital, que nos esperaba para descubrir sus "encantos nocturnos" y la famosa calle de "Khao San Road", mas llena de gente que nunca, agua y mucha locura.

Una vez mas conseguimos llegar secos al alojamiento, cosa con la que no contábamos.

DÍA 4: Visita de BANGKOK y vuelo a KRABI.

Éstos chicos parece que no se cansan, y aguantan el ritmo del planning propuesto. Caminamos por las abrasadoras calles de la ciudad entrando en algunos templos, y aunque el día estaba muy complicado ya que era fin de año y había muchos actos programados. Así que muy a nuestro pesar... no conseguimos entrar en el famoso Palacio Imperial (el único día que era gratis!!)



(Durante éste día también pudimos dar de comer a las "palomas")




Aún así visitamos el maravilloso Buda Recostado. No nos imaginábamos tanta grandeza dentro de 4 paredes.





Aunque parezca que el día ya estaba completo, aún nos quedaba cambiar de ciudad. Nos montamos en un avión y nos transportamos al sur de Tailandia, a la ciudad de KRABI.


DÍA 5: Barco a las playas de Railey.

En Railey, nos alojamos en uno de los mejores bungalows de la zona, hasta los monos venían a pasar el día al resort.










Descubrimos la tranquilidad de las playas, y nos rendimos a descansar y a disfrutar del día frente al mar.


DÍA 6: Kayaking entre rocas.

La bonita estampa que dejan las altas rocas en el mar se merecía visitarla un poco mas de cerca, así que con el Kayak, y un par de remos nos recorrimos la zona en busca de la playa desierta perfecta para comernos un aperitivo bien español (lomo y jamón que no falte!! Gracias por el contrabando, chicos!!)








DÍA 7: Barco a KOH LANTA

Por fín nos adentramos en las paradisiacas islas Tailandesas, las cuales teniamos muchas ganas de pisar. 








Aquí el relax te atrapa, y los paisajes te enamoran. Así que decidimos pasar sus últimos 2 días en el paraíso, sin mas preocupación que el comer y el disfrutar.


DÍA 8: Despedida y vuelta a España

Por la tarde nos despedimos de nuestra querida pareja, ya que le quedaba un largo camino desde ésta paradisíaca isla hasta Madrid.



Nos dio mucha pena, y nos quedamos con sentimiento de vacío, ya que durante 8 días nos compenetramos de maravilla para viajar por el país. Pero a la vez nos quedamos bien satisfechos de la visita y de todas las aventuras que vivimos juntos.

Por cierto, se nos olvidaba comentar el arsenal de pipas Tijuana y Kikos, que trajeron. Rozaba lo ilegal!! Gracias por todo!

Gracias amigos!!






sábado, 26 de abril de 2014

Esperando el año nuevo en CHIANG MAI

Ésta ciudad es de las que enamoran a primera vista, igual que nos han enamorado: Cuzco en Perú, Ubud en Indonesia, Luang Prabang en Laos, Ho Ian en Vietnam, o Kyoto en Japón. Sitios que no olvidaremos y que marcarán el recuerdo de cada país.


Llegamos a Chiang Mai sin ser conscientes de que se se aproximaba el año nuevo budista, muy festejado en Tailandia, y que mas adelante disfrutaríamos, pero eso os lo contaremos mas adelante.

Coincidimos también con una muy famosa y anual peregrinación de los monjes budistas por las calles de la ciudad, donde la gente se postraba a las orillas del río, para recibir a los monjes con un manto floral suavizándoles el camino. 

Ésta antigua tradición tiene origen en una época en que la enfermedad asolaba a los habitantes de Chiang Mai, pidiendo así a los monjes su ayuda y oración para liberarse de ésta. Curiosamente para recibir su visita, la ciudad fue limpiada, barriendo así también la enfermedad.










Aprovechamos que se acababa la reserva de nuestro alojamiento para conocer los alrededores de la ciudad. Para ello alquilamos una moto. Ésta sería nuestra compañera de viaje durante 3 días.


Comenzamos visitando el templo mas famoso de Tailandia (Wat Phra That Doi Suthep), situado a unos 20 km de la ciudad, y en lo alto de una loma dentro del parque nacional de Doi Suthep.






Y como bien pedía la zona, nos quedamos a dormir rodeados de ésa naturaleza selvática, y a la luz de la luna, en una tienda de campaña, viendo por un huequito entre los árboles la ciudad de Chiang Mai desde lo alto.




La noche estuvo bien animada por el canto de todos los animalillos que habitan la zona, por turnos nos fueron deleitando con sus mejores melodías. Y lo mejor de todo... levantarse con semejantes vistas.



El resto de los días no fueron menos entretenidos. Visitamos una aldea con diferentes poblados étnicos, entre los cuales destacaban por su fama las mujeres de "cuello largo". Nos gustó conocer la zona, y algunas de sus tareas diarias, pero no fue agradable ver como habían convertido su rutina en mostrarse ante el turismo.












Nos acercamos también a ver otro lugar con mucha fama entre el turismo, donde se pueden ver majestuosos tigres de tamaños muy imponentes, y te permiten entrar en sus jaulas a acariciarles y hacerles toda clase de "perrerías" a éstos inmensos felinos.




De camino de vuelta y por sorpresa, nos encontramos en lo profundo de un valle, un precioso pueblito (por su pequeño tamaño), recién reconstruido, y cuidando hasta el mas pequeño detalle artístico. No encantó pasear por sus calles. Pero lo mas sorprendente de todo... es que no vimos a nadie... 








Lo que no sabíamos era lo que nos esperaba a la vuelta a la ciudad... ¡Una enorme guerra de agua de todos contra todos! Como celebración del nuevo año budista.



Pistolas, cubos, mangueras... ¡Aquí todo vale!,

cubos para rellenar repletos de hielo, ¡ésto no es justo!,

furgonetas cargadas de gente repartiendo cubazos de agua a diestro y siniestro,

pero sobre todo... muchas personas con ganas de disfrutar.

Mojados hasta los pensamientos, y sintiendo que ya no se podía estar mas mojados, nos retiramos de la batalla en el momento que comenzaba chispear.

Ducha, ropa seca, ¡que momentazo! Pero.. ahora surge otro problema, ¡pánico a salir para no volver a ser mojados!... Pero.. hay hambre, así que escondiéndonos entre los edificios buscamos un lugar cercano donde poder cenar un buen Pad Thai.

¡MISIÓN CUMPLIDA!