martes, 11 de febrero de 2014

Las tierras rojas de BAN LUNG

 



Desde Siem Reap a nuestro siguiente destino, Ban Lung, nos esperaba nada más ni nada menos que 15 horas de infernal autobús. Lo difícil no era la cantidad de horas en un medio de transporte, ni las comodidades de éste, si no el calor que hacía dentro. La única opción que teníamos de aliviarlo era abrir las pequeñas ventanas laterales, que hacían que más que fresco entrara mucha cantidad de polvo, debido a los caminos no asfaltados por los que teníamos que pasar para llegar a la alejada ciudad de Ban Lung.










Nada más llegar… Tuk-tuk? Acomodation? I can bring you free if you came to my hostel!!
No faltaban las ofertas, así que nos decidimos por uno y nos dispusimos a “chequearlo” para poder descansar.

La primera impresión de la zona fue de algo muy familiar para nosotros: sus tierras rojizas. Recordándonos a nuestra querida tierra de la zona de Misiones (Argentina), donde hicimos el voluntariado el verano pasado. Todo se teñía de este color a su paso, plantas, casas… incluso nuestra propia ropa.


 


Al principio la gente nos pareció algo distante, pero solo era necesario un saludo en su idioma (“Sus dey”) y una sonrisa para acortar las distancias. Una vez rota esa barrera era espectacular ver como su sonrisa se iba dibujando de oreja a oreja. Conversación, poca, ya que solo hablan inglés los que se dedican al turismo. Pera a veces las palabras sobran cuando intercambias una bonita sonrisa o tratas de interactuar con algún juego con los más pequeños. Es muy gratificante.

El primer día decidimos coger un Tuk-tuk, para ir a visitar unas cascadas y algún pueblo alejado. No pudimos tener más suerte con nuestro conductor. Sun, que así se llamaba, nos llevó genial además de explicarnos todo lo que pudo a cerca de la zona. No hay nada mejor que ir con un local para enterarse bien de las cosas.


 



Por el camino, hubo algo que nos sorprendió… Nos cruzamos con dos personas a lomo de elefantes. Si, elefantes!! Los utilizan como medio de transporte y a su vez como herramienta de trabajo para el campo, debido a su inmensa fuerza. Para nosotros era algo inusual que nos quedamos con los ojos como platos cuando vimos aparecer esa imagen ante nosotros.





El resto de los días nos movimos por nuestra cuenta, mapa en mano no hay perdida para encontrar los sitios. Vimos cosas como: cascadas escondidas entre vegetación, pequeños pueblos habitados por lo que aquí llaman minorías, un lago sobre el cráter de un antiguo volcán, donde nos bañamos y disfrutamos del relax y el encanto de éste lugar, budas recostados de mas de 5 metros de largo, atardeceres de postal, puentes kilométricos, y mil momento se ensueño…


Lo triste es que ésta parte del país está sufriendo una tala indiscriminada de la vegetación de la selva, sustituyéndola así por enormes plantaciones de árboles para extraerles el caucho. Todo esto gestionado por una empresa china que se ha hecho con el dominio de la mayor parte de los terrenos y de la fábrica.





Esperamos poder transmitiros un poco de lo que hemos vivido a través de estas fotos:























Ahora abandonamos Camboya para ir a visitar el país vecino: LAOS.

Hasta pronto!!! Y gracias por acompañarnos en nuestro camino.

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