lunes, 2 de diciembre de 2013

PARACAS y LIMA, nos despedimos de América...

Tras despedimos de Huacachina,  en un par de horas llegamos a la peculiar terminal de buses de Paracas, hecha de cañas de bambú y suelo de arena fina. Pronto sentimos también ese olor a mar....confirmado, por fin, ¡¡hemos llegado a la playa!! Así que nuestro músculos se relajaron de tan largo viaje y nuestra piel empezó a sentir ese salitre propio de las zonas costeras.

Decidimos, tomar una embarcación para visitar la reserva y saber que era lo que nos rodeaba.



Lo primero que nos llamó la atención además de su mar turquesa fue el "candelabro" Primero por que era de la cultura Paracas, es decir, antiguo y lo segundo porque decían que no se borraba. Otras teorías apuntan a que era un cactus de San pedro. A nosotros, particularmente nos gustaba mas esa teoría.


Este lugar muy curioso, puesto que aquí el desierto se encuentra bañado por el mar, y este último salpicado de una enorme variedad de aves marinas, lobos de mar, pingüinos de Humboldt, pelícanos.... Era cómo un zoo el la playa del pacífico.
















Al día siguiente,Tan pronto como abrimos el ojo en Paracas, comenzó la emoción puesto que recibimos la gran noticia, Ángela había nacido y Bea estaba hecha un saquito de emociones, pero no se puede esperar menos, cuando una se hace tía forzosamente a la distancia. El nacimiento de nuestra sobri se adelantó, suponemos que tenía ganas de ver el precioso mundo que la estaba esperando, y ganas de compartir el cumpleaños con su abuelo Gonzalo.



Mirad que cosa tan linda han hecho estos padrazos, ¡¡¡Enhorabuean a Cris y Juanma!!



A lo largo de ese día y para pasarlo más rápidamente, ya que la ganas de volver a España para conocer a nuestra sobrina se hacían más grandes, decidimos alquilar unas bicicletas para pasear por la Reserva Natural del Paracas.

Con nuestra pesada bicicleta recorrimos con el viento en contra un árido desierto hasta llegar a la costa, no sin antes, arrepentirnos varias veces de haberlas alquilado...






Pero como al final siempre hay una recompensa llegamos a una preciosa playa, la playa de la mina, donde comimos "muis" una especie de gamba sin cola, y celebramos el gran día con un delicioso ceviche en honor a Ángela.









Después de un par de días en Paracas viajamos por última vez a Lima, nuestros sentimientos, enfrentados viajaban también con nosotros en bus, ya que este sería nuestro último paseo en Sudamérica así como se acercaba el momento de llegar a España. 

Una vez en Lima dedicamos el día que tuvimos para hacer compritas de souvenirs, ya que no tendríamos que cargarlos en la mochila por el mundo, ahora teníamos carta blanca para llenar el macuto.

Por la tarde nos juntamos con antiguos amigos, Shirley, Javi, Juan Carlos, Ronald, tomamos cervezas, pisco y anticuchos....









Fue una linda manera de despedirnos de este continente que tantas alegrías nos ha dado, que tantas cosas nos ha mostrado y enseñado. Lugar, donde hemos conocido tan buena gente que siempre ha estado dispuesta a ayudarnos desinteresadamente. Un viaje donde nunca nos ha faltado de nada y menos aún una sonrisa.






1 comentario:

  1. hasta a mi pequeño se le ha caido la baba de la envidia sana que nos dais un abrazo enorme de la familia nuñez (bolo)jajajaj disfrutar que estamos deseando que volvais para escuchar con unas cervezas bien frias todas vuestras batallas, como un nieto escucha a su abuelo, madre mia estode ser papa me ha hecho un blando

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