HANOI
Tras un laaargo viaje de autobús, 28 horas...
Llegamos a Hanoi, quizás por el cansancio, quizás por las motos que pasaban como moscardones a tu lado pitando sin cesar, quizás por el "calabobos" constante, quizás por el hacinamiento humano en sus calles...o quizás por todas estas razones juntas; nuestra primera impresión fue muy impactante de esta ciudad.
Afortunadamente esta sensación, tras nuestro primer desayuno, desapareció.
Decidimos pasar dos días para sentir, descubrir y entender Hanoi.
Poco a poco nos fuimos sintiendo más cómodos entre, motos, las motos de la calle, las motos aparcadas en las aceras, las motos dentro de las tiendas, los pitidos motos y más motos. ¡¡Que locura!!
Poco a poco también fuimos abriendo los ojos y nos dejamos encatusar por los pequeños encantos de esta ciudad. Puestecitos callejeros, que solo necesitan unos taburetes de colores, té y pipas para contentar a la clientela.
Lo cierto es que no podíamos dejar de mirar de un lado a otro.
Todo era diferente para nuestros ojos. Y aprovechamos cualquier ocasión para caminar y descubrir este lugar, que no nos dejó de sorprender en ningún momento.
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